jueves, 4 de marzo de 2021

Live action: I am a hero (Shinsuke Sato, 2016)


El concepto de zombi como tal es el de un "revivido o muerto viviente". Ahora, con el transcurso de los años y a partir de las versiones cinematográficas comenzando por la pionera La noche de los muertos vivientes el zombi tiene una relación casi tacita con la del "infectado" a pesar de que no todo "zombi" tiene que ser obligatoriamente un "infectado" y viceversa. Pero para efectos cinematográficos es lo mismo.

Así por ejemplo en los ochenta hay un tipo de zombi particular en una película llamada "Pesadilla en la ciudad". Una co- producción italo- española que pone sobre la mesa a un infectado que en la practica se comporta como zombi pero que no "sale de la tumba" sino que su demencia es mas efecto de una contaminación. Lo que la diferencia es que estos "infectados" son sumamente rápidos aparte de poseer una violencia casi inteligente. Este mismo concepto se llevó a la pantalla en la colaboración de Tarantino y Robert Rodriguez en "Planeta terror".

Algo similar ocurre en esta versión de escenario apocalíptico de la adaptación live action del manga I am a hero. Estamos ante un escenario de infectados que presentan síntomas tan claros y comunes como fiebre y escalofríos. El infectado de I am a hero tiene un comportamiento raro dentro de los símiles o primos hermanos. En un principio ves un caos mas del tipo Estacion zombi, la versión de El amanecer de los muertos vivientes moderna o, guardando distancia presupuestal, Guerra mundial Z. Mientras que en la siguiente mitad, es mas parecida al Zombi de Romero. No solo eso sino que el escenario principal es el fetichista "Centro comercial" de toda película de muertos vivientes y/o infectados.

En cuanto a la propuesta, el live action demora en arrancar básicamente porque presenta al personaje principal y su rutina diaria. El protagonista, un ayudante de mangaka, tiene ese estereotipo de personaje japones fracasado. Entendamos que el fracaso en Japón no necesariamente tiene que ser el común y corriente. En el país uno puede ser un salaryman y estar dentro de este grupo de gente que no tiene proyección en la vida. El prota de esta historia es un treinton que viste como chibolo (con gorrita incluida), vive con su pareja y tiene un rifle que la mujer odia tanto o mas que al pata.

Luego de esta presentación, la cinta logra su primer punto fuerte en el inicio de la pandemia de infectados. Una muy buena secuencia de caos y escape (la escena del taxi). Y en particular me gustó las tomas de los aviones que se dirigen a un punto x o simplemente escapan. Todo esto es logrado en la película.

Ahora, como escribí lineas arriba, I am a hero no tiene el presupuesto de una Guerra mundial Z. Es por eso que usa una técnica inteligente del cine b de los años 80: llevar a sus personajes a un espacio mucho mas cerrado en donde puede pasar lo mismo (estar rodeados del mal) pero sin mayor costo. Y que mejor escenario que... un centro comercial.

Es justo ahí cuando la película decae y se vuelve predecible. Es cierto que como toda película de genero tiene estereotipos y generalidades, pero muy aparte de la asunción del protagonista como un héroe previo juego metaficcional entre lo que se imagina y la realidad, la cinta no muestra nada mas. Vemos un concepto muy americanizado y no solo por alguna parte del soundtrack sino también por la importancia del arma de fuego como única defensa indiscutible. Incluso lo particular del infectado de I am a hero es que guarda una extraña conciencia (o no puede estar completamente infectado como la fetiche colegiala co- protagonista) con algo de su normalidad. Así pues vemos al infectado saltador que resulta ser el mas memorable de esta adaptación; pero por Dios si quiero ver este tipo de zombi mejor juego plantas vs. zombis.

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