lunes, 15 de agosto de 2022

Película: Kokuhaku (Confesiones) [Tetsuya Nakashima, 2010]


Kokuhako
o más -y mejor- conocida por su título en inglés, Confessions, es un filme raro que desencaja hasta sus treinta primeros minutos -a menera metaficcional como explicacion de una maestra a sus alumnos-. Incluso ahí, se hace difícil de entender si no hasta la última escena.

Estamos ante una película no de venganza sino de concepto de venganza. Asi que no es la historia western o un filme de Charles Bronson, que son más efectistas y menos reflexivas, y por ende más entretenidas.

A diferencia, Confesiones plantea una (no tan) nueva narrativa (con personajes narradores, según convenga), más literal y, supongo, fiel a la obra en la que se basa. Quizás ese es el pequeño "problema" de la cinta japonesa. Y es que, supongo, otra vez, termina siendo el resultado entre la adaptación de una novela thriller al que se le suma el aporte audiovisual de su director.

Es por eso que los momentos videoclips viene y van al gusto del autor, pero tampoco son transcendentes más allá de la imagen misma. Quizás buscando darle un toque de calidad (¿necesario?), pero con el sacrificio de que dure veinte minutos más. Un ejemplo clarísimo es la secuencia de retroceso, donde el protagonista tiene una visión invertida de la explosión de la bomba. Podrá resultar visualmente potente tanto como ver una gota de agua haciendo "pop", pero el resultado final es el mismo que el de los comerciales de yogur cuando ves la fresa caer en cámara lenta. Pero hay que entender que en el comercial resulta más objetivo porque busca vender un producto, aquí, en cambio, solo es paja, artística, pero paja al fin y al cabo.

A pesar de que estos momentos videoclips son cuestionables a mi modo de ver. Hay algo que me parece lo más interesante y que he leído poco comentario en las reseñas en internet de la película.

Se trata de la imagen que reflejan los personajes entre ellos mismos. Todos los personajes tienen algo de los otros o repiten patrones conductuales mas allá de la propia confesion. Si no tienen tendencias asesinas, son bulys. ¿Pero qué no es un buly un tipo de asesino? Si no eres una madre sobre protectora, eres una abusiva que abandona al hijo por frustración. Pero la sobreproducción se paga tan caro como el abandono. La chica -interpretado por una joven Hashimoto Ai- sobrevive siendo la sumisa de la clase que se aguanta que la llamen por su sobrenombre de la infancia. Pero cuando se confiesa con uno igual y lo critica por su complejo, termina siendo asesinada. Lo mismo ocurre con el personaje rombo de la cinta. La maestra es víctima de uno de sus alumnos por ser indiferente. Y es que la indiferencia tiene resultados tan fatales como la obsesión por llamar la atención de una madre. Y a la vez, ambos tienen traumas. La maestra por la muerte de la hija y el chico por el abandono de la madre. Y ambos, aunque de distintas formas, buscan vengarse. Y no solo eso, sino que lo hacen llamando la atención. Ella, en la clase. Y el chico haciendo volar a su colegio el día de la graduación. Un ítem del perfil del sociopata. El único que rompe el cristal es el profesor ridículo que vemos. Casi como si hacer lo correcto, según la película, fuera una cuestión de la que reírse (momento memorable cuando el salón baila al ritmo de The sunshine band). Al mismo tiempo, se pone sobre la mesa el debate sobre la edad de una persona para ser juzgada, aunque ya puedes ser juzgado sin ir a la cárcel por la propia sociedad que te rechaza tanto por ser un asesino como por estar infectado de VIH.

Con puntos de referencia al jpop (AKB48) o las guinea pig, los puntos más álgidos de la película se encuentran entre los momentos de confesiones -tanto públicos como íntimos- como en el gore visual que pone en pantalla. Un tabú que logra romper (niños asesinos), de buena manera, convirtiendo a un salón de clases que toma leche en una microsociedad que esconde tres asesinos potenciales con maestra incluida. Al final, la película termina como los buenos films de suspense/thriller. La maestra se burla de los asesinos, no los castiga a ellos sino a sus madres. ¿Castigo o enseñanza?¿Justa venganza o "just kidding"?