Con los títulos alternativos La sonrisa se ha ido de tus ojos o Cien millones de estrellas caen del cielo, la serie japonesa o dorama termina siendo otra cosa de lo que parece en un principio.
Un poli con un caso particular, un cocinero que se involucra con una heredera y la chica, hermana del poli y amiga de la heredera.
La serie, de 11 capítulos, tiene un comienzo raro en el sentido de que pareciera sacada de una película de los años 50’s. Con diálogos retóricos. Me encanta ese comienzo en donde los personajes se conocen. Plantea un escenario idílico en medio de un cliché de telenovela. Y el recurso visual del enamoramiento entre fuegos artificiales, es tan efectivo que el remake coreano lo copiaría.
Aunque la serie pareciera ser otro thriller donde el poli tiene que armas las piezas hasta llegar al sospechoso. Las pistas van cayendo con una naturalidad menos efectista.
La serie no habla de un criminal o quizás si lo hace, pero de una potencia distinta.
No se trata de un asesino de mujeres, sino de la muerte misma. Los que matan por amor o las que mueren por amor. La serie termina inclinándose más por la tragedia shakesperiana que la readaptación de un Jack, el destripador.
El clímax de la serie (cap. 7) te regala el mejor plano (imagen que acompaña este post), resume la primera parte y concluye el mensaje cuando “una estrella cae del cielo”: el protagonista no mata; matan o mueren por él. Porque lo aman. ¿Como puede haber belleza en un hecho tan fatídico como el suicidio? Es que es televisión.
Llegado a este punto, el caso inicial pierde importancia. Por eso digo que en realidad la historia no termina como comienza. El caso es secundario. El giro, por otro lado, es un recurso narrativo trillado. Quizás buscando la sorpresa o romper el tabú en una sociedad japo que no sé cómo habrá tomado que dos hermanos terminen teniendo relaciones sexuales. Si saberlo, claro está.
Pero si bien es algo que sospechas un capitulo antes cuando el protagonista tiene el flashback, la serie se vuelve retrospectiva. Apela a solucionarlo todo en su capítulo final. En cierta forma, el capítulo final es una confirmación que siempre estuvo planeada para tener ese desenlace. Los momentos más importantes están relacionados con otros que ya vivimos a lo largo de la serie. Como si la historia fuera un círculo. El protagonista es la sombra de su padre. La muerte del protagonista es un accidente como la muerte de su padre. El mensaje escrito también recuerda a la carta de confesión de Miwa. Y ambos confiesan su amor antes de morir.
Finalmente, nos deja la imagen de la sobreprotección; juntos, abrazándose hasta la muerte. Como cuando la salvó de quemarse. Este quizás sea el verdadero mensaje de la historia, el detalle que pasa desapercibido en una escena donde él la cubre con un saco, es en verdad otro símbolo de algo que solo hasta el final entenderíamos. ¿Por eso nos lo recuerdan?
Y todo en medio de una noche estrellada, como ese dibujo clave donde se ven estrellas cayendo del cielo.
La serie solo deja un cabo suelto. La promesa que Yuki le obliga hacer al poli para que la espere. La serie ya tiene veinte años, así que creo que ya se habrán vuelto a ver.
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