Sorry, pero no quiero ser parte del trauma
Una de las series fetiches de los otakus lacrimógenos que lloran solo porque una mocosa tuvo un trágico accidente y ven como el grupo de boy scouts la olvidan... menos uno, y obviamente tenía que ser el protagonista.
AnoHana cuyo título es en verdad uno mucho más kilométrico y no lo escribo porque no quiere morderme la lengua mientras lo voy pronunciando, pues es un anime cebollero que juega al chantaje sentimental. Si no te queda claro por esta breve descripción, te lo resumo en la siguiente frase: ¡la odio!
Y mira que para ganarse mi odio no es fácil, pero el anime sí que ha hecho méritos. Por más que los ponjas otakus gusten de series basadas en juegos porque no tienen vida y alucinen mentalmente con figuras en la pantalla de la pc, merecen todo mi respeto, pero esto es para traumados. Y lo peor es que comparten el trauma. Es justo lo que más rechazo de este anime. ¿Por qué tendría yo que ser parte del grupo? Donde la típica chica japonesa de anime se niega a confesarse a su sempai y reprime sus sentimientos siendo el fetiche otaku de chica con lentes y delegada de salón. Pero para no ser suficiente con una, hay otra que niega al hikikomori… al principio. Quizás con justa razón. Quien quiere ser amigo de un hikikomori? Ya tengo la respuesta, un espíritu.
Con alusiones al travestismo y celos porque el fantasma se aparece a uno y no al otro (¿es que acaso en Japon los fantasmas los prefieren hikikomoris?), AnoHana pretende hacer terapia grupal entre un grupo de personajes unos más marginados que otros en donde la sinceridad interior dista mucho con su realidad. Aquel misterio o misión por hacer regresar el espíritu de la accidentada, es solo el pretexto para el slice of life. Para la reunión de los ex amigos. Y para que exorcicen sus traumas post accidente y separación. Con mucho menos que esto, prefiero mil veces una cita al psicólogo que pasar 11 capítulos de veinte minutos descubriendo el motivo del porque Menma no se va ‘al más allá’. Al final todo se resuelve con un llanto a mares de todos los personajes. Y seguro más de un otaku de corazón sensible tambien lloro mientras todos chillaban:¡Menma, Menma!. Obviamente, yo no.
p.s. si bien el anime lo odio, debo reconocer que el ending de la serie logró penetrar mi dura coraza y ganarse un lugar en mi corazón y mi playlist.
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