- No diga nada mas, por favor. Es como si... Si estuvieras preparando todo para poder desaparecer tranquilo! (...) No morirás, no permitiré que mueras!Pero cuando se acaben las olas regresarás a tu mundo. No volveré a verte. No quiero que pase eso!
- Pero...
- No quiero. Solo de pensar en que desaparecerás, yo... No te vayas! quédate aquí, amo Naofumi! (...) quédate con nosotras!
(...)
Para los huérfanos de Re:zero…
Si pues, siempre he pensado en Tate no Yuusha (El héroe del
escudo) como una serie de recambio para los que quedamos huérfanos de Re:zero allá
por el lejano 2016. Y es que lo que empezó No game no life sin siquiera estar consientes
al momento de verla (y disfrutarla) de hacer germinar un género (Isekai o viaje
a otro mundo) lo terminó por consolidar (y explotar) Re: zero como la serie que
marcaría el camino a seguir para que una tras otra hasta este momento se trate
de adueñar de su lugar como “el nuevo Isekai” de moda.
A pesar de eso, no fue hasta que apareció esta Tate no
Yuusha la que recién le pelearía de igual a igual en cuanto a conversaciones y
memes, y toda la repercusión posible por fans en el ciberespacio.
Curiosidad es que, a diferencia de la madre del cordero, con
esta adaptación al anime –obviamente de una novela como el 99% de Isekais-, he
tenido la ligera sospecha que hay menos maltrato. Aquí pasa al contrario, no
odias a las copias sino a la que tuvo mayor éxito y te resistes a creerlo.
Igual Tate no Yuusha bebe de Re:zero como Isekai. Fijémonos
solo en el inicio que seguro al igual que todas las series del tipo la
transportación al otro mundo es casi solo al pestañear. Aquí el protagonista
asume un rol como en la mayoría. Y no es otra cosa que una fantasía épica
desarrollada en clara alusión a héroes, y espadas con hechicería de por medio.
Y para solo remarcar la herencia, Tate no Yuusha tiene un primer episodio que
en realidad es doble. Igual que Re:zero.
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Un poco mas de diginidad, please!!!! |
Pero estos símiles se justifican ya que, después de todo,
son pertenecientes a un mismo (sub)genero. Además, Tate… tiene derroteros que
explotan una idea solida a su manera: la del héroe renegado. El protagonista es
“el escudo” del cuarteto, y para la interpretación vendría hacer algo así como
el portero del equipo, necesario pero nunca tan o más famoso que el delantero.
A la vez que afianza su narración en hilos amicales como
cualquier shonnen al uso pero bien ejecutados más por el dramatismo que por la
propia animación que, en opinión, es regular sin ser la gran cosa.
No le falta fanservice ni elementos del tipo harem o el uso
del estereotipo “waifi”. Mientras que “el escudo” se consolida como verdadero
héroe, los demás integrantes terminan siendo estorbos completos. El tema de las
conspiraciones del inicio es algo secundario de fondo o el ataque de las “olas”
sirve para darle acción a la serie. Lo realmente importante en ese primer tramo
de la serie y en cómo se despide de momento (ya está confirmada una segunda y
tercera temporada) es la confianza después del engaño.
El escudo es un héroe que al más puro estilo de series como
Naruto tuvo que pasar por el rechazo de medio reino por el prejuicio y las
conspiraciones en su contra. Incluso la serie usa un elemento contemporáneo como
argumento para que el héroe sea más odiado por su condición de maldito y de
hombre.
La iniciativa de solo creer en el mismo es un tópico en sí
mismo que se rompe con la incursión del elemento de “la compañera”. Al más puro
estilo de Inuyasha con Aome, la serie maneja la relación amorosa de los dos
seres de otros mundos (y especies) como el del amo y la sirvienta. Sabiendo que
eso vende tanto como la del paje y la princesa como pasó en Re:zero.
Aquí no hay muertes cíclicas ni retrocesos en el tiempo sino
un harem de lo más extraño con una mitas humana mitad bestia que no necesita
que le venga la regla para pasar de niña a adolescente; una loli rubia que se convierte
en una gallina gigante y una niña reina. Al final se le suma la tímida al
grupo. Y todas para el héroe del escudo. ¡Campeón!